¿Cómo cuidar a un niño con obesidad?

Todavía no se comprende totalmente el mecanismo de desarrollo de la obesidad. Se trata de un tema complejo y multifactorial, lo que implica que no se puede explicar ni resolver a través de un único factor, sino a través de la interacción de muchos, entre ellos encontramos:

  • Los factores genéticos que afectan la susceptibilidad de los niños volviéndolos más propensos a padecer obesidad que otros como consecuencia de factores hereditarios.
  • Los factores medioambientales, nombrado como un entorno “obesogénico” (que promueve la obesidad) y destaca el estilo de vida y el entorno cultural como factores predisponentes a la obesidad.
  • Los cambios en la dieta en las familias han contribuido indudablemente al aumento global de los niveles de sobrepeso y obesidad de carácter pediátrico.
  • La disminución de la actividad física que contribuye al desarrollo de la obesidad.

En México a pesar de los avances que en general se han experimentado, la desnutrición, por un lado, y la obesidad infantil, por otro, siguen siendo un problema a solucionar. La desnutrición afecta de un modo significativo a la región sur, y la obesidad, lo hace en el centro y norte del país, siendo evidente la necesidad de aumentar los esfuerzos en promover un estilo de vida saludable, una dieta correcta y la práctica de actividad física en todos los grupos de edad, con especial hincapié en niños, niñas y adolescentes.

Algunas de las actividades que se deben incorporar a los hábitos de las niñas y niños:

  • La hidratación durante todo el día con agua simple potable.
  • Una alimentación correcta según peso, edad y actividades del infante.
  • La práctica de actividad física que dirija a los niños y niñas hacia un deporte de su agrado. Se obtienen mejores resultado llevando a cabo cantidades moderadas de actividad física toda la semana que realizar grandes cantidades un solo día.
  • La lectura de etiquetas nutrimentales de los productos, para tomar decisiones correctas. Un niño debería poder diferenciar entre los nutrimentos que benefician o afectan su salud.
  • El consumo de frutas y verduras, frescas y de temporada como colaciones saludables.
  • La incorporación diaria del desayuno completo y equilibrado.
  • Un descanso adecuado de al menos 8 horas de sueño por las noches.
  • El acompañamiento y orientación sobre lo transmitido en los diferentes medios de comunicación (internet, televisión, etc.).
  • Una actitud de respeto hacia los demás, independiente a su condición física, cultural y/o social.
  • La adecuada absorción de nutrientes a nivel intestinal, que se puede favorecer con el consumo de probióticos como el Lactobacilo casei Shirota.

El seguimiento de peso y talla es la mejor forma de vigilar los cambios durante la infancia. Existen tablas que relacionan estatura-peso-edad para poder determinar si un pequeño tiene o no alteraciones y los profesionales de salud son los indicados para orientar respecto a su interpretación y medidas en caso de un diagnóstico de obesidad.

No debemos dejar de lado que los pequeños son reflejo de los adultos que los cuidan, por lo que es necesario que estos cambios de conducta deban darse en todos los ambientes en los que se desenvuelve y revisar las conductas no saludables de los padres y tutores que  los niños están repitiendo.

Así, hablamos de un manejo integral que para poder llevarlo es posible apoyarse en el manejo médico, nutricio, psicológico y deportivo.

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