¿Cómo prevenir la obesidad Infantil?

La obesidad y el sobrepeso constituyen un grave problema de salud pública, por su alta incidencia, y por ser factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial etc. Los niños obesos tienen un riesgo considerablemente mayor de padecer estas enfermedades y de desarrollar obesidad mórbida, la forma más grave del trastorno, al llegar a la edad adulta.

Actualmente existen diversas causas del incremento de la obesidad infantil en México: los hábitos alimentarios no son los correctos al igual que las porciones que se consumen, los medios de comunicación y la falta de actividad física.

Algunas complicaciones de la obesidad infantil:

  • El exceso de peso supone una carga para los huesos y el aparato locomotor: entre más peso existe mayor  presión en los huesos y las articulaciones por lo que se desarrolla osteoartritis, una enfermedad que causa dolor y rigidez articular, disminuye la tolerancia al ejercicio físico, y provoca problemas respiratorios.
  • Presión arterial alta (hipertensión)
  • Glucosa (azúcar) alta en sangre o desarrollo de diabetes
  • Colesterol y triglicéridos elevados en sangre. Desarrollo de complicaciones del corazón
  • La obesidad también tiene consecuencias negativas para la piel, ya que favorece el desarrollo de infecciones en los pliegues, y la aparición de hematomas ante mínimos golpes.
  • Fatiga o somnolencia, atención deficiente y problemas en las actividades diarias.
  • Las niñas con problemas de obesidad son más propensas en el futuro a tener problemas con la menstruación.

Tú puedes dar el primer paso para evitar la obesidad en tus hijos: educándolos con buenos hábitos alimentarios desde pequeños. Es un paso fundamental, ¿Sabes por qué?

  • La infancia es la etapa de la vida en la que comienzan a establecerse los hábitos alimentario y a partir de la adolescencia, estos hábitos adquiridos se hacen más resistentes al cambio.
  • Es indispensable que la familia se involucre activamente en el cuidado de la salud de los más pequeños, fomentando la adopción de hábitos saludables como:
  1. Comer en familia: En casa como padres hay que predicar con el ejemplo. Iniciar el día con un desayuno, llevar una alimentación correcta, compuesta por frutas y verdura, cereales como el pan la tortilla, avena y los productos de origen animal, huevo, queso, leche, ¡Claro respetando las porciones! No utilizar los alimentos como recompensa o castigo.
  2. Respetar los horarios de las comidas principales.
  3. El consumo de agua. Es importante acostumbrar a los niños a tomar agua natural en las comidas en lugar de bebidas muy azucaradas.
  4. Moverse es salud: Desde pequeños, acostúmbralos a jugar al aire libre y a permanecer activo, y así reducirán las horas de ver televisión, los videojuegos y otras actividades sedentarias. Complementar las clases de educación física del colegio con otras actividades que impliquen movimiento corporal y aprovechar los fines de semana para practicar actividades al aire libre contribuye a la unión familiar.

Es necesario cambiar nuestros propios hábitos para tener hijos más sanos; de nada sirve el “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.

La prevención de la obesidad infantil inicia en casa, si los padres tenemos un estilo de vida saludable, será más fácil que los niños lo continúen. Llevar una alimentación correcta, la práctica de ejercicio y el consumo de probióticos en especial el Lactobacillus casei Shirota son considerados hábitos de vida saludable ¡Practícalos!

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