Las vitaminas son sustancias nutritivas que necesita el organismo en pequeñas cantidades para su buen funcionamiento, entre éstas están las hidrosolubles y las liposolubles.
Las vitaminas hidrosolubles son empleadas inmediatamente por el organismo y se eliminan a través de la orina; en este grupo se encuentran la vitamina C y las vitaminas del complejo B.
Por su parte, las vitaminas liposolubles como la A, D, E y K, son almacenadas en los depósitos de grasa corporal durante periodos de tiempo relativamente largos.
La mejor manera de obtener un buen aporte de todas las vitaminas es a través de una alimentación correcta. Las frutas, las verduras, los granos enteros y los productos de origen animal son la principal fuente de vitaminas.
Actualmente existe una tendencia hacia el uso indiscriminado de suplementos vitamínicos, ya sea por “moda” o por la creencia de que por sí solos mejorarán la salud. ¡Grave error!
El consumo excesivo de multivitamínicos puede afectar la salud; cuando esto sucede se conoce como hipervitaminosis.
Las hipervitaminosis más frecuentes son por el exceso del consumo de vitamina A y D; provocando los siguientes síntomas:
Por su parte las vitaminas hidrosolubles no se acumulan en el cuerpo pero el consumo excesivo puede provocar que no se eliminen correctamente por el riñón, provocando la formación de cálculos renales.
¿En quienes se recomienda el uso adicional de vitaminas?
Se recomienda que las vitaminas adicionales se consuman bajo la supervisión y/o por indicación de un médico o un nutriólogo, los cuales generalmente se indican en personas que por alguna razón tienen un requerimiento nutrimental mayor, por ejemplo:
- Mujeres en periodo de embarazo y lactancia.
- Niños con desnutrición.
- En algunas enfermedades como diabetes, osteoporosis o anemia.
Recuerda incluir el consumo del Lactobacillus casei Shirota, que como probiótico, puede promover una mejor absorción de los nutrimentos a nivel intestinal.
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