Lactancia materna:
amamantar ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas. Mantener un peso saludable es esencial para la prevención.
Alimentación saludable:
consumir frutas, verduras, cereales integrales, carnes magras (preferir carnes blancas como pollo sin piel y pescados), grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, frutos secos), leguminosas (frijoles, habas, soya, lentejas) y lácteos bajos en grasa. Reducir el consumo de harinas refinadas y alimentos grasosos.
Actividad física:
realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado a intenso (caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta) cinco veces por semana.
Monitoreo de glucosa:
realizar estudios de glucosa a las 6 y 12 semanas postparto y continuar con chequeos cada 1 a 3 años.
Medicación:
en algunos casos, los médicos pueden recetar metformina para ayudar a prevenir la diabetes en personas con alto riesgo.
Además de estas recomendaciones, incluir probióticos en la alimentación diaria como el Lactobacillus casei Shirota puede ser beneficioso. Los probióticos contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal, lo cual puede influir positivamente en el metabolismo y en la regulación de la glucosa.