Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que en 2019 se desperdiciaron 931 millones de toneladas de alimentos, el 17% de la comida disponible globalmente. Por su parte, la FAO calcula que anualmente se desechan 1300 millones de toneladas, cantidad que podría nutrir a 2000 millones de personas.
La mayor parte del desperdicio de alimentos ocurre en los hogares, por lo que es esencial que todos mejoren sus hábitos de compra y consumo para contribuir a solucionar este problema.
Para reducir el desperdicio de alimentos en los hogares, se recomienda:
- Comprar solo lo necesario, usando una lista de compras para planificar mejor.
- Planifica lo que vas a comer y cocina solo para el número de personas que consumirán los alimentos.
- Aprovechar frutas y verduras maduras o magulladas, almacenándolas de forma visible y adecuada para extender su vida útil.
- Organizar la despensa por fechas de caducidad y consumir primero los productos más antiguos.
- Entender la diferencia entre las fechas de consumo preferente y de caducidad.
- Servir porciones más pequeñas para evitar sobras, añadiendo más si es necesario.
- Compostar los residuos alimenticios en lugar de desecharlos.
- Reducir el consumo de agua.
- Donar alimentos no utilizados a quienes puedan necesitarlos o a bancos de alimentos.
Disminuir el desperdicio de alimentos tiene el potencial de ayudar a la ecología del planeta, la economía, la disponibilidad de alimentos y reducir el hambre en personas que lo necesitan.
Favorece tu salud digestiva consumiendo probióticos diariamente como el Lactobacillus casei Shirota.
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